Ésta es una historia de mi prehistoria. No significa que haya ocurrido antes de que aprendiera a escribir sino que ocurrió antes de la existencia de este blog(o antes de que yo escribiera cosas decentes aquí mismo). Además nunca fue de la mayor importancia y por eso no la había contado.
Es también una historia terrible y macabra de un hecho insólito, algo ocurrido en mi oscuro pasado: la sola y única vez que un tipo que me pidió que anduviera con él. He aquí la deshonrosa historia.

No me juzguen. :(
Muy posiblemente recuerden a un psicólogo al que mucho odié (tales desventuras ya fueron contadas aquí hace algunos ayeres). Hace unos 5 o 6 años yo tomaba terapia con él, y consideré su trabajo todo un desastre para mi vida. Hizo muchas tonterías; una de tantas fue el haberme presentado a uno de sus pacientes y no puedo evitar pensar lo peligroso, antiético y de mal gusto que puede ser juntar a dos locos para que se hagan amigos.
El psicólogo estaba interesado en que yo lo conociera, como amigo, que porque el tipo en cuestión era gay. Supongo que el plan era algo así como que el fuera "mi guía espiritual" o mi ejemplo a seguir... no sé, la verdad no sé qué babosada quería lograr.
Accedí a conocerlo, finalmente. Le dí mi correo, nos quedamos de ver un día por ahí y platicamos. Para ser sincero, él no me pareció nada guapo, no era feo tal vez, pero nada que me interesara; sea como fuere en aquella primera ocasión me pareció suficientemente agradable para seguirle hablando. Hablamos de su trabajo, él era paramédico; de mi escuela, que yo estaba odiando; de sus estudios, terminando hasta la prepa y así. Llegamos al incómodo tema de la sexualidad y creo que él se sintió con el deber de darme explicaciones y a responder amablemente a las preguntas que yo quisiera hacerle, compartir su experiencia, digamos, por consejo del psicólogo aquel. Lo cual me parecía completamente innecesario existiendo ya el internet.
Platicamos más frecuentemente por messenger, y nos reunimos algunas veces, 2 ó 3 veces, máximo. Recuerdo haber ido una ocasión a verlo jugar volleyball y alguna otra vez que fuimos a comer por ahí cerquita. No recuerdo gran cosa de las conversaciones que teníamos, eran realmente cosas muy triviales. Hasta que empezaron las invitaciones; el empezó a invitarme a fiestas porque decía que a mí me hacían falta para desinhibirme y sentirme libre y dejar de ser tan serio y cosa de esas, y no, nunca fui a ninguna fiesta. Luego prosiguió a invitarme a que lo visitara en su casa, sí, solo 'visitarlo'; supongo que habrá tenido otras intenciones, las cuales sí consideré, pero no me interesaron en lo más mínimo.
Hasta que llegó el día en que me hizo la gran pregunta: -¿Quieres andar conmigo?. Me lo preguntó por messenger, unas horas después de que nos habíamos visto.
Me lo escribió por el messenger y lo medité algunos segundos. Miré hacia la tele y había un documental sobre cisnes y sus vidas salvajes. Medité sobre si él me gustaba, sobre si podría gustarme con el tiempo, si me agradaba su forma de ser, si me parecía divertido, sobre si era una buena oportunidad para intentarlo, para probar, tal vez no se presentaran muchas oportunidades de éstas. Lo medité y respondí.

-No - le dije.
Después de eso se puso muy dramático y me inquirió hasta que le dí una razón para el no. Intenté al principio ser amable, y decir alguna cosa como "no estoy listo para tener una relación", pero no lo convencí y no me dejó en paz hasta que le dije que era porque él no me gustaba. Y sí, no me gustaba, además tampoco me pareció muy agradable. (Aquí entre nos, me gustó más un amigo suyo con quién jugaba volleyball)
La incipiente amistad no prosperó mucho, y menos después de esto. Ya no nos volvimos a ver y por messenger ya no había conversaciones agradables. Lo único que supimos el uno sobre el otro después de eso fue a través del psicólogo, quién por supuesto estaba al tanto de toda la historia, y sabía de primera mano que pensamos los dos. He de mencionar que al final me pareció que el psicólogo tenía puestas sus esperanzas en que nosotros, sus dos pacientes, terminaramos de noviecitos. Afortunadamente nunca accedí a este y a otros experimentos que intentó llevar a cabo.
Lo último que supe del tipo que me pretendió brevemente, fue que se intentó suicidar, que traía problemas con su familia, con el trabajo y etcétera, entonces el psicólogo me pidió que lo contactara porque a lo mejor yo lo podía ayudar un poco. Y le escribí un mail para ver cómo andaba, pero cuando me respondió no me pareció que necesitara apoyo, es más fingió que no pasaba nada y que cuándo nos veíamos. Nunca supe quién mintió si mi psicológo o él, sea como sea nunca volví a saber de este sujeto.
Y la razón por la que cuento esto es porque hace unos días recibí un mensaje de facebook diciendo que me quería agregar a su amigos. -Sigue vivo - fue lo primero que pensé.
Entonces rememorando todo esto, meditando algunos instantes, llegué a la conclusión de que -No, no lo quiero en facebook-.
:D
Y ya. Ese es el cuento de hoy. Hasta la próxima.
P.D. Desde es primera y única vez nadie más ha querido andar conmigo. ¿Será el karma?